martes, 26 de agosto de 2014

Rita Hayworth

New York, USA, 1918-1987

Se llamaba Margarita Carmen Cansino y sus padres eran descendientes de irlandeses y mexicanos. Había sido bailarina y un día la llevaron a una ciudad espectacular, Hollywood. Esto ocurrió cerca de 1935, en los viejos estudios de la Fox.
Rita fue el símbolo de una belleza particular. Su rostro estaba dibujado en cada avión de combate de la segunda guerra mundial. Fue amada por su marido Orson Welles, y el príncipe Alí Khan, de quien tuvo hijos. Rita hizo con Welles La dama de Shangai, en 1948, una de las películas más originales y discutidas del realizador. Ya se habían separado y tenían el mejor derecho a no seguirse viendo, pero en los pasillos de Hollywood se supo que, si no fuera por Rita, Welles no habría convencido a la empresa Columbia de que se le permitiera volver a dirigir.


En ese momento Rita tenía en el cine norteamericano la importancia que después alcanzó Marilyn Monroe. Fue la mujer más deseada en su tiempo: fue la novia de Hollywood. Ella nunca sintió tener límites. Ni en su carrera, ni en su vida. Su límite fue siempre la secreta y pública admiración de los hombres.
El padre le enseñaba a bailar y ella lo adoraba. En el cine llegó a lograrlo de la mano de dos genios en la materia: Gene Kelly y Fred Astaire. Protagonizó un pequeño papel en El infierno del Dante, otro en Charlie Chan en Egipto y otras dos docenas de títulos condujeron a Rita Hayworth hasta Sólo los ángeles tienen alas en 1939, Ay qué rubia, Sangre y arena, Seis destinos, Las modelos y sobre todo Gilda, que la consagró como una gran estrella de Hollywood; película por la cual se inmortaliza la tremenda bofetada a Glenn Ford, que todavía se recuerda como una de las secuencias más impresionantes del cine de todos los tiempos.
Rita Hayworth vivió apresuradamente hasta el final, por el gran temperamento que la caracterizaba. Pese a que filmó más de 60 películas, nunca ganó un Oscar, pero no por eso dejaba de ser una gran actriz. La carrera de Rita descendió lentamente en 1972 y después se fue oscureciendo lentamente como en un ocaso tibio que no dejaba rastro en el pasado.


En 1976 visitó Argentina pero ya la enfermedad se adueñaba de su ser. Esta heroica mujer creía enfrentar su enfermedad: el mal de Alzheimer, enfermedad que afecta los centros nerviosos, la mente. Esto provocó que se hablara muchas cosas de ella, que estaba alcoholizada o drogada. Lejos de una realidad tan triste y tan trágica que ella no podía afrontar. La enfermedad le iba devorando su capacidad de inteligencia. La enfermedad la llevó a que todo lo suyo se adormeciera lejos de la realidad.
Lo cierto es que falleció a los 68 años de edad. Uno de sus amigos, Glenn Ford, contaba al conocer su muerte: "Estoy triste, una querida amiga me ha dejado sólo. Ver sus imágenes, sentir el halo que desprenden, hace más terrible pensar en su lento deterioro. Pocas como ella lograron hacer brillar tanto la magia del cine. Y ninguna pudo brillar tan alto y con tanta alegría de vivir".


Rita es parte de una leyenda que hoy cuesta llegar a entender, todo lo maravilloso de aquel momento donde ni siquiera ella misma puede reconocer la que fue ayer. Hoy podemos construir sólo una vaga fantasía de aquella mujer inmortal por la que nuestros tíos y abuelos quedaron marcados en una época lejos de ésta.