Sophia Loren se graduó en la escuela de la vida, para convertirse en la legendaria estrella de cine que es actualmente, una de las mujeres más famosas de su generación. Ha trabajado junto a todas las grandes estrellas de cine, de Clark Gable y Cary Grant a Gregory Peck y Richard Burton, de Peter O’Toole a Charlton Heston, de Paul Newman a Marcello Mastroianni, de Peter Ustinov a Peter Sellers.
Sophia Loren se crió en el Nápoles devastado por la guerra. Su madre, soltera, luchó para criar a Sophia y a su hermana María. Contando 14, la actriz quedó segunda en un concurso de belleza, y se inscribió en clases de interpretación.
Como consecuencia, logró que la incluyeran como extra en el film Quo Vadis (Quo Vadis, 1951), de Mervyn LeRoy, lo que la llevó a otros pequeños papeles y, muy poco después, a otro concurso de belleza. Uno de los jueces era Carlo Ponti, quien devino el hombre más importante en la vida de la actriz: su productor, marido, y padre de sus dos hijos. «Carlo me conocía mejor que yo a mí misma» —había llegado a decir.
A finales de la década de los cincuenta, la estrella de Sophia comenzó a brillar en el oeste; películas como La sirena y el delfín (Boy on a Dolphin, 1957) y Orgullo y pasión (The Pride and the Passion, 1957) contribuyeron a asegurar un contrato por cinco largometrajes con Paramount Pictures, y a proyectos como Deseo bajo los olmos (Desire Ander the Elms, 1958), junto a Anthony Perkins; Cintia (Houseboat, 1958), con Cary Grant; y El pistolero de Cheyenne (Heller in Pink Tights, 1960), de George Cukor, en donde la actriz aparecía como rubia por primera vez.
En 1960, Loren protagonizó Dos mujeres (La Ciociara, 1960), de Vittorio De Sica, valiéndole los primeros premios a la mejor actriz en los certámenes de Cannes, Venecia y Berlín. Asimismo, se hizo con el Oscar a la mejor actriz, siendo la primera vez que se otorgaba este galardón a una interpretación de un film de habla extranjera. La historia contundente y áspera de De Sica acerca de una madre y su hija sobreviviendo en una Italia destrozada por la guerra.
Loren devino una actriz solicitada grandemente, a menudo para temas que se prestaban a lo épico y espectacular, como El Cid (El Cid, 1961), junto a Charlton Heston; La millonaria (The Millionairess, 1960), con Peter Sellers; Capri (It Started in Naples, 1960), con Clark Gable; Lady L (Lady L, 1966), de Peter Ustinov, junto a Paul Newman; Arabesco (Arabesque, 1966), al lado de Gregory Peck; y el último largometraje de Charlie Chaplin, La condesa de Hong Kong (A Countess From Hong Kong, 1967), con Marlon Brando.
En 1980, encarnó a su persona y a su propia madre en una versión de su autobiografía para televisión: Sophia Loren: Her Own Story (1980). A lo largo de la década de los noventa, la actriz escogía sus películas y sus iniciativas de negocios con sumo cuidado, viéndosele en aplaudidas cintas como Prêt-à-porter (Prêt-à-Porter, 1994), de Robert Altman; y la comedia de 1995, Discordias a la carta (Grumpier Old Men, 1995), como mujer fatal, junto a Walter Matthau y Jack Lemmon.
En 1991, Loren obtuvo un Oscar honorífico en reconocimiento a su contribución al mundo del cine. En 1995, recibió el premio Cecil B. DeMille, en el marco de los Globos de Oro. En 1993, presentó a Federico Fellini, quien iba a recibir también un Oscar honorífico. En 1998, presentó el galardón a la mejor película de habla extranjera, que fue para La vida es bella (La vita è bella, 1997), dirigida por Roberto Benigni.